Falleció el entrenador Arturo Ruiz García

El sábado 16 de noviembre marcó el fin de uno de los personajes más apreciados y reconocidos del Hipódromo de las Américas, un personaje siempre jovial porque le apasionaba su trabajo, lleno de anécdotas, deportista ejemplar, respetuoso con todos y dispuesto a ayudar a quien se le acercaba.

Nos referimos a don Arturo Ruiz García, quien desde su llegada en 1950 hizo del Hipódromo de las Américas su segunda casa, primero como paseador, luego  galopador, jinete y, finalmente, entrenador, por lo que la noticia de su fallecimiento fue muy sentida entre tantas y tantas personas que lo conocimos en ese lapso de casi 70 años en el medio hípico.

Como entrenador de innumerables cuadras dedicó 57 años de su vida, principalmente en el ambiente del caballo Pura Sangre, aunque también tuvo temporadas exitosas con ejemplares Cuarto de Milla, como aquélla memorable de 1989 cuando contribuyó para que Rancho Atotonilco conquistara el máximo título de Cuadra Campeona Mundial de la AQHA.

Sin duda, el caballo que le dio fama fue el gran Beduino, por lo que cada vez que escuchamos el nombre de este caballo, inmediatamente se le asocia con don Arturo, quien lo tuvo desde potrillo en la Cuadra Durango y lo preparó para sus históricas carreras bajo los colores del licenciado Justo Fernández Ávila.

La última gran victoria de don Arturo fue el 28 de septiembre en el Clásico Criadores Mexicanos con La Peralta, de Rancho Cuquío, que así ganó su boleto para la Copa Dama del Caribe en Gulfstream Park.

La Asociación Mexicana Cuarto de Milla y el Hipódromo programaron un premio como homenaje, ganado por Cuadra Los Arrallanes y con presencia de sus familiares

De familia hípica

Don Arturo Ruiz García perteneció a una familia con arraigo en la hípica. Nacido en 1936 en Tototlán, Jalisco, llegó al hipódromo a la edad de 14 años siguiendo los pasos de sus tíos – también entrenadores – José Inés Ruiz Ramírez y Juan Ruiz Ramírez, por lo que fue el tercero de la familia en arribar a la zona de caballerizas. Luego lo siguieron sus hermanos Inés, José María y Juan Ruiz García.

Su primer trabajo fue de paseador en Cuadra Santa Elena, a cargo en ese entonces de don Enrique Cota y después de formarse como galopador y jinete, trabajó un tiempo en el Hipódromo Agua Caliente de Tijuana.

A su regreso a la ciudad de México, inició como entrenador en 1962, teniendo a su cargo los caballos de la Cuadra Los Diamantes del norteamericano Charles Wilson, comenzando así 57 largos años de una actividad que concluyó con su fallecimiento.

Su hermano Juan Ruiz García, ya con muchos años a cargo de la Cuadra Santa Rita, lo recuerda como “una persona muy entregada al deporte, muy humano, siempre dispuesto a ayudar”. Destaca que una de las personas a las que le tendió la mano fue el jinete Víctor Espinoza. “Llegó con él a su Cuadra Naucalpan, él lo apoyó, lo formó y ya hecho emigró a los Estados Unidos, donde hoy es miembro del Salón de la Fama”.

Don Arturo Ruiz, quien nunca había padecido de una enfermedad grave, falleció a la edad de 84 años por complicaciones de neumonía. En el hipódromo deja a sus hijos Ariel y Arturo Ruiz Soto, el primero entrenador y el segundo agente de jinetes, como herederos de su pasión por los caballos. (Miguel Juárez).

Con Cuadra Los Diamantes de Charles Wilson (de negro), inició 57 años como entrenador. En la imagen, uno de sus primeros triunfos el 5 de diciembre de 1963 con Gorrión